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8 noviembre , 2025

ALERTA CAFÉ: ¿La nueva ley de Europa (EUDR) dejará a productores de Honduras fuera del mercado?

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Tegucigalpa. El sector cafetalero de Honduras, una columna vertebral de la economía nacional, se enfrenta a un cambio monumental impuesto por su principal destino de exportación: la Unión Europea (UE). La UE ha promulgado el Reglamento sobre Productos Libres de Deforestación (EUDR), una ley ambiciosa que busca detener la contribución europea a la pérdida de bosques a nivel global. A partir de su implementación total, las empresas que deseen vender café en el mercado europeo deberán demostrar, sin lugar a dudas, que su producto no proviene de tierras deforestadas después del 31 de diciembre de 2020.

 

Si bien el objetivo del EUDR es noble—combatir un problema grave en regiones tropicales—su mecanismo de aplicación representa un desafío logístico y financiero crítico para los productores hondureños. La ley exige una trazabilidad total, incluyendo la geolocalización precisa de cada parcela de tierra donde se cultivó el grano. Para un país donde la producción está dominada por pequeños agricultores que a menudo manejan varias parcelas y carecen de recursos tecnológicos o títulos de propiedad actualizados, esta exigencia es una carrera contra el tiempo.

 

El marco legal que cambia las reglas del juego

La EUDR es más que una simple certificación; es una obligación legal vinculante. Obliga a los importadores europeos a realizar una diligencia debida rigurosa. En la práctica, esto significa que cada lote de café que cruce la frontera de la UE debe venir con coordenadas GPS o un mapa de polígono que demuestre que la finca está «libre de deforestación» y cumple con todas las leyes locales, incluyendo derechos humanos y de tenencia de la tierra. Este nivel de escrutinio supera con creces cualquier estándar de sostenibilidad anterior.

La ambición de la UE es clara: usar su poder de mercado para impulsar la transparencia. El problema es que esta ley no solo afecta al café hondureño que va a Europa, sino que sienta un precedente que probablemente será adoptado por otros mercados. Sin embargo, en Honduras, donde la producción a pequeña escala es la norma y la mezcla de granos de distintas fincas es habitual, la dificultad de recolección de datos y la inversión en tecnología necesaria amenaza con desorganizar las cadenas de suministro tradicionales.

 

El mayor riesgo: la exclusión de los pequeños productores

La principal preocupación es el impacto socioeconómico. Si los pequeños caficultores no logran proporcionar la documentación y los datos de geolocalización requeridos, su café simplemente se volvería «no comerciable» para Europa. Esto no solo afectaría sus ingresos, sino que podría tener el efecto perverso de empujarlos a mercados de menor valor o, irónicamente, a prácticas aún más insostenibles al perder su acceso al mercado premium de la UE.

Expertos advierten sobre una potencial distorsión del mercado. Las grandes corporaciones de compra podrían optar por reducir el riesgo, abasteciéndose únicamente de países o grandes fincas que ya tienen sistemas de trazabilidad avanzados. Esto dejaría a los productores más vulnerables de países como Honduras con una montaña de costos de cumplimiento que no pueden afrontar, sin un mecanismo que garantice un ingreso digno que compense esa inversión.

 

La clave para la resiliencia: inversión y cooperación

Para que la EUDR sea una solución justa y no una barrera, la clave está en la inversión y la cooperación. Las empresas hondureñas exportadoras, cooperativas y el gobierno deben trabajar urgentemente con los importadores europeos para financiar y proporcionar el apoyo técnico necesario a los agricultores. Esto incluye la capacitación en el uso de tecnologías de mapeo (como GPS y polígonos), la formalización de la tenencia de la tierra y la creación de sistemas digitales robustos que permitan el flujo de datos desde la finca hasta el puerto.

El futuro del café sostenible en Honduras dependerá de la capacidad del sector para transformar esta obligación legal en una oportunidad de modernización. Es imperativo que la carga de la ley no recaiga solo sobre el eslabón más débil de la cadena. La EUDR no es el final de la exportación a Europa, sino el comienzo de una nueva era en la que la transparencia total y la sostenibilidad documentada son el precio de entrada al mercado.

Por Linda Gutiérrez

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