Deuda externa y deuda interna, un cóctel peligroso
En los últimos tres años (2022-2025), Honduras ha experimentado un aumento significativo en su deuda pública, según datos oficiales y análisis de organismos internacionales.
La deuda pública total, que incluye la administración central y el sector público no financiero, creció en aproximadamente us$3,272 millones de dólares durante la administración de Xiomara Castro, según registros de la Secretaría de Finanzas (Sefin) y fuentes como Proceso Digital. En 2022, al inicio de esta administración, la deuda pública ascendía a us$15,679 millones de dólares, y para 2024, alcanzó los 18,951 millones de dólares (equivalentes a 14,558 millones de euros), representando un 42.62 % del PIB, una reducción relativa desde el 44.94 % en 2023 debido al crecimiento económico, pero con un aumento absoluto de us$372 millones de dólares solo en 2024.
Préstamos internacionales: ¿solución o problema?
Los préstamos del FMI, Banco Mundial y CAF están destinados a financiar proyectos estratégicos, como infraestructura vial, modernización del registro civil, y programas sociales como Red Solidaria. Por ejemplo, el FMI aprobó en 2023 un paquete de us$822 millones de dólares para apoyar reformas económicas y sociales, mientras que el Banco Mundial destinó us$40 millones de dólares en 2024 para digitalización de servicios de identidad. Sin embargo, la dependencia de estos fondos externos, combinada con un crecimiento económico moderado (3.6 % en 2024, proyectado a 2.8 % en 2025), plantea riesgos a largo plazo. La diversificación de fuentes de financiamiento, como el desarrollo del mercado de deuda doméstica, es una prioridad, pero aún insuficiente para reducir la presión externa







