Tegucigalpa. En un mundo donde la adolescencia ya es un terreno minado de emociones y desafíos, Netflix ha lanzado una miniserie que golpea directo al corazón de los padres: Adolescence. Esta producción británica de cuatro episodios, que se estrenó el pasado jueves, no solo ha capturado la atención global con 24.3 millones de visualizaciones en sus primeros cuatro días, sino que ha desatado un torbellino de conversaciones sobre la fragilidad de la juventud y los temores más profundos de quienes crían a los hijos de hoy. Protagonizada por un elenco que mezcla caras nuevas y veteranas, Adolescence se ha convertido en un fenómeno cultural que nadie puede ignorar.
Un thriller que rompe esquemas
Adolescence no es un thriller convencional. Mientras otras series del género apuestan por giros inesperados y explosiones narrativas, esta miniserie, producida por Jack Thorne —conocido por su trabajo en Harry Potter and the Cursed Child—, construye su tensión en los silencios y los espacios vacíos. La historia sigue a Jamie Miller, un adolescente de 13 años interpretado por Owen Cooper, un actor debutante cuya actuación ha sorprendido a la crítica. Jamie es arrestado bajo sospecha de homicidio tras el brutal asesinato de un compañero de clase, encontrado apuñalado. Sus padres, Eddie y Manda Miller, interpretados por Stephen Graham (también productor ejecutivo) y Christine Tremarco, enfrentan el colapso de su mundo mientras intentan descifrar la verdad.
Una narrativa que pesa como un ladrillo
La serie se desarrolla con una intensidad que recuerda más a una obra de teatro que a una producción televisiva tradicional. Un episodio completo, por ejemplo, se centra en una conversación entre Jamie y un psicólogo infantil, quien busca respuestas que ni los detectives ni los padres han podido encontrar: ¿por qué? Este capítulo de 52 minutos es una experiencia agotadora, comparable a sostener un ladrillo de 9 kilogramos sobre la cabeza durante una hora: los músculos tiemblan, el sudor aparece y, al final, el espectador queda emocionalmente exhausto. La narrativa no ofrece alivio, sino una inmersión cruda en el dolor y la incertidumbre.
Un espejo de las ansiedades modernas
Adolescence ha sido comparada con Baby Reindeer, otra miniserie británica que irrumpió en 2024 con un retrato visceral del trauma. Sin embargo, mientras Baby Reindeer exploraba el dolor desde la perspectiva de la víctima, Adolescence invita a los espectadores a ser testigos de una tragedia que se desenvuelve como un partido de baloncesto: el balón pasa de mano en mano —de Jamie a sus padres, de los detectives al psicólogo— mientras un momento devastador se desarrolla con detalles mundanos pero desgarradores. El episodio final, centrado en la familia de Jamie sin mostrar al joven, es un golpe al corazón que resuena especialmente con los padres.
La pesadilla de todo padre
Para los padres, ver Adolescence puede ser una experiencia particularmente inquietante. Si generaciones pasadas criaban a sus hijos con la certeza de “esto nunca le pasará a mi hijo”, los padres de hoy viven con la ansiedad constante de “esto podría pasarle a mi hijo”. La serie explota ese miedo al mostrar cómo problemas que parecen pequeños —la soledad, la presión social, incluso el acceso a ideologías extremas como las asociadas al término «incel», que aparece en debates sobre misoginia y violencia— pueden madurar hasta convertirse en tragedias irreversibles. El arresto de Jamie, filmado con una frialdad casi documental, es un recordatorio de lo frágil que puede ser la vida de un adolescente.
Un fenómeno cultural inesperado
Con un elenco estelar pero poco conocido, Adolescence ha escalado al primer puesto del ranking de series de Netflix, superando a producciones más comerciales. Su capacidad para generar debate, sumada a la actuación cruda de Owen Cooper y la dirección magistral, la ha convertido en un tema ineludible en redes sociales y círculos culturales. En un mundo donde la adolescencia es más compleja que nunca, Adolescence no solo entretiene: obliga a reflexionar sobre las pesadillas que acechan a los padres y los peligros que enfrentan los jóvenes de hoy.







